Presentación de personajes en novelas río

04 diciembre 2009

Lo primero que habría que hacer es saber qué es una novela río. Desgraciadamente no creo que exista una definición canónica o siquiera aceptada generalmente. Parece que el término viene del francés "roman-fleuve" y se refiere a las historias de una serie de personajes hiladas por una relación entre ellos: relación con un personaje central, pertenencia a una misma familia, pueblo o nación... En estos casos, cada historia es una unidad narrativa independiente y suele desarrollarse cada una en un libro, aunque se puede apreciar una cierta unidad al examinar el conjunto de forma global. El ejemplo más destacable sería En busca del tiempo perdido de Marcel Proust.

Sin embargo, en la literatura fantástica más reciente ha aparecido un tipo ligeramente distinto de novela río: aquella en la que se cuenta la historia de varios personajes protagonistas cada uno de la suya de forma simultánea, entremezclando y entrecruzando sus tramas, con un desenlace común en el que se verán involucrados varios o todos los personajes. La complejidad hace que las historias habitualmente se extiendan a lo largo de varios libros, pero siempre con un protagonismo compartido. Un ejemplo preeminente de esta variedad es la aún inconclusa Canción de hielo y fuego de George RR Martin.

Básicamente, el primer tipo sería un largo río, mientras que el segundo es más corto y con numerosos afluentes, lo cual lo hace más caudaloso en su tramo final.

El objetivo de ambos tipos de novela río es mostrar una imagen mucho más completa que la que se podría mostrar de forma realista con un único punto de vista. Existe un numero limitado de lugares que puede visitar, o tareas que puede desempeñar, o personas que puede conocer un solo personaje. Para mostrar una sociedad o un mundo, sea real o inventado, de forma más completa se hacen necesarios varios exploradores.

Aunque el objetivo de ambas variantes es el mismo, las herramientas que deben usar para alcanzarlo son completamente diferentes. Me centraré únicamente en el tratamiento de los personajes, puesto que me ha llamado la atención que algunos autores tienden a olvidar el tipo de novela río que están haciendo.

En el primer caso se pueden utilizar los mismos métodos que en las novelas convencionales. Al fin y al cabo cada historia tiene un único protagonista y se trata como una novela independiente. El autor puede tomarse el tiempo que necesite para situar al protagonista en su entorno, describirlo y ponerlo en marcha. Sólo tiene que cuidarse de no perder de vista el hilo que une esa novela a las demás.

El segundo caso es más peliagudo. Al alternarse las historias de varios personajes, si el autor se toma 40 o 50 páginas para definir cada personaje, y la novela tiene 5 o 6 protagonistas, el lector se enfrentará a una introducción de unas 250 páginas. Una losa muy difícil de levantar. Por eso se tienden a emplear dos técnicas diferentes, que compararé utilizando dos ejemplos, porque esto en realidad es una crítica cruzada encubierta: La estrella de Pandora vs Juego de Tronos.

En La estrella de Pandora, Peter F. Hamilton opta por emplear capítulos largos (20-30 páginas) en todo el libro, introduciendo los personajes de forma progresiva. Empieza describiendo y situando un personaje, continua describiendo y situando otro personaje, sigue describiendo y situando otro personaje, ... y después de varios reinicios, sigue un rato contando las historias de los personajes que ha introducido, hasta que pone en espera la trama para, sí, describir y situar un nuevo personaje. El problema no es únicamente que destroce el ritmo de la novela, sino que al estar los personajes poco relacionados unos con otros inicialmente, el lector se olvida de quiénes son hasta que recuperan el protagonismo. Esto es especialmente notable cuando invierte 25 páginas bien entrada la segunda mitad del libro para contarnos toooda la vida de un personaje completamente alejado de todos los demás. La consecuencia es que se genera confusión en el lector y se dificulta mucho la inmersión en el libro.

Lo que le pasa a Hamilton es que se olvida del tipo de novela río que está escribiendo. Se limita a compaginar el tiempo de las diferentes tramas, pero no se fija en el ritmo de la trama global. Presenta a los personajes como si estuvieran cada uno en su novela, lo cual sólo se puede hacer si cada uno estuviera en su novela. Estaríamos hablando de una novela río del primer tipo.

En Juego de tronos, Martin emplea una aproximación completamente diferente. Los capítulos son más cortos a lo largo de todo el libro, pero en los primeros es exagerado (6-10 páginas). El autor se limita a dar rápidos brochazos de cada personaje, tardando mucho más en conseguir definirlos, pero haciéndolo de forma progresiva y casi simultánea (algunos antes que otros, porque la historia los necesita antes). El resultado es una historia conjunta con una sensación de unidad mucho mayor, no son varias historias relacionadas, es una historia contada por partes.

Martin utiliza un truco para facilitar al lector conocer a los personajes. Mientras que Hamilton presenta a cada personaje en un punto de partida distinto, Martin se las apaña para juntar a la mayoría de ellos en un castillo, lo cual les permite interactuar, aparecer en la historia aun cuando no son ellos los protagonistas, estar presentes de forma más continuada, ayudando al lector a retener sus características.

Pero el verdadero truco no es ése, sino aprender de los mejores. Una de las influencias más claras, y más reconocidas por Martin es Mervyn Peake. No Tolkien, como se empeñan en preguntarle en todas las entrevistas, sino Peake, cuya bilogía de Gormenghast podría ser considerada también una novela río (sí, ya sé que es una trilogía, pero Titus Solo es tan malo que me da pena estropear los otros dos incluyéndolo).

En Titus Groan, Peake presenta sus personajes de forma espectacular. El comienzo del libro es un prolongado plano-secuencia de capítulos fulgurantes en cada uno de los cuales se presenta un personaje, se da su nombre y su puesto en el castillo (por el cual queda completamente definido) y se le muestra desempeñando sus tareas, terminando con una conversación con otro personaje, que toma el relevo de la narración. De esta forma, en pocas páginas nos hacemos una idea de quién es quien en el castillo. Impresionante, hay que leerlo para poder entenderlo. Y Martin aprendió de ello y lo aplicó.

En Gormenghast, Peake riza el rizo. Invierte más de 100 páginas en presentar a todos los profesores de la escuela, sólo para que en el verdadero punto de comienzo de la historia, una fiesta a la que están todos invitados el lector los conozca y entienda las particularidades de cada uno. Habitualmente consideraría un rodeo así un crimen, pero lo hace con tanta sutileza y de forma tan espectacular que el lector sólo puede sonreír al darse cuenta.

Por detalles como estos, La estrella de Pandora será un libro olvidado dentro de cinco años, Juego de tronos marcará la literatura fantástica durante medio siglo y Titus Groan es una de las mejores obras del siglo XX. Ahí queda eso, que no se diga que sólo hablo mal de libros.

7 comentarios:

GloriaTDauden dijo...

:D Gormeghast.
Me encanta. Es lentísimo y pesado, pero me encanta el estilo XD
Reconozco que no lo he acabado de leer, (se me metieron otras lecturas más agiles en medio ^^U mi hermana me quitó el libro para leerselo ella XD) Que pena que digas que el último es malo. Con lo que me costço encontrarlo ^^U
xD En fin.

GloriaTDauden dijo...

POr otra parte, me temo que mi novela también es así. Es la forma que vi de presentar la complejidad del mundo. El problema en efecto es un inicio más lento, aunque como lo mio es un solo libro (no soy muy amiga de las sagas XD), tampoco es tan largo y espero que sea aceptable ^^U

GloriaTDauden dijo...

Con que mi novela es así, me refiero a "novela rio", no que se parezca a la obra de Peake :D

Unknown dijo...

Ejem, esto de novela río... No me voy a poner modus profe, pero no parece el término más adecuado, ¿no? ¿Estás seguro de que no hay otras formas de nombrar este tipo de trabajo de enfoque? Vale, lo sé, me he puesto modus profe.

Estoy de acuerdo en lo que dices, salvo en que me pongas al principio la obra de Proust y al final no digas que, de las cuatro, es y será una de las grandes obras universales :-).

Foe Hammer dijo...

@Xayide Sí, me temo que el tercero baja bastante el nivel. Es mucho menos preciosista que los dos primeros, y aunque es igual de imaginativo, pierde credibilidad.

Mientras tengas cuidado y no rompas el ritmo demasiadas veces de forma abrupta, no hay problema en tener varios personajes principales :)

@Inés Yo no he elegido el término. He cogido el que se viene empleando para describir este tipo de novelas, pero si hay otro más correcto estaré encantado de empezar a usarlo. Y si no, siempre podemos inventarnos uno y ponerlo de moda.

Al pobre Proust le dejé fuera del comentario final porque me estaba centrando en los libros de corte fantástico y porque todavía no lo he leído (en 2010 cae, seguro), pero es una de las grandes obras de la historia de la literatura.

Daniel Guajardo (aka Dan Guajars) dijo...

Te agradezco la definición. No quiero ni imaginar cómo sería una novela "océano". Y si seguimos en la metáfora, prefiero las historias tipo riachuelo, hasta dos historias paralelas como mucho.
En Ilion y Olimpos de Dan Simmons encontramos tres historias paralelas fascinantes por sí solas, atadas a una historia central, y contadas incluso en tiempos distintos que coinciden al final, pero en el intermedio da la sensación que una u otra ocurrió antes o ocurre después. Es confuso, peo sirve al propósito del libro.

Foe Hammer dijo...

Tengo pendientes Ilion y Olympos, pero no me sorprende lo que dice de ellos, habiendo visto como juega Simmons con las líneas temporales en Hyperion.

Yo en general prefiero también que el número de personajes sea reducido, para que el autor pueda explorarlos bien, pero cada tipo de novelas tienen sus virtudes.